ATRI
Agrupaciones tácticas de repoblamiento inclusivo
¿Queda “sitio” en la ciudad? ¿Se pueden “inventar” las oportunidades, cuando parece que no existen? ¿Debemos depender exclusivamente del “suelo libre”? ATRI es una estrategia experimental que se propone explorar vías alternativas para incrementar el parque de vivienda pública en la ciudad de Barcelona de forma cuantitativa y cualitativa. Su despliegue se basa en la intervención puntual y difuminada en pequeñas promociones de ejecución más rápida, económica, justa y sostenible que la de los sistemas convencionales.
Compactar, recoser, sanar
La estrategia de “cirugía” y “odontología” urbana persigue además el objetivo de la repoblación inclusiva de los barrios más sometidos a los impactos de la industria turística y los vaivenes y desajustes del mercado inmobiliario.
La vivienda pública no sólo cohesiona el tejido social sino que también puede servir para religar el tejido urbano. Al igual que el espacio público, la vivienda puede ser un instrumento de mejora urbana. En efecto, mediante las políticas residenciales se pueden obtener ciudades más mixtas y compactas, es decir, más justas y sensatas.
En muchas ciudades, los tejidos consolidados presentan todavía muchos vacíos disponibles. Estos son perjudiciales para la ciudad porque están menguando su compacidad pero a su vez representan una oportunidad para aumentar el parque público de viviendas en posiciones centrales.
La estrategia #ATRI propone un método de «odontología urbana» que entiende estos vacíos como las caries que carcomen una dentadura y plantea llenarlas con «empastes» residenciales.
La necesidad de hacer gran cantidad de vivienda no puede ir en detrimento de la calidad del tejido urbano. Garantizar el derecho a la vivienda tiene que significar, también, garantizar el derecho a barrio y el derecho a la ciudad.
La estrategia #ATRI apuesta por un sistema constructivo que redistribuye riqueza y oportunidades entre las manos pequeñas que conforman el tejido productivo. Este sistema de construcción en seco permitirá poner en juego las capacidades de diversos agentes profesionales y de las propias personas usuarias.
La participación de estas últimas en el proceso de construcción tendrá múltiples ventajas. Por un lado, abaratará los costes de la construcción y hará posible la promoción de un mayor número de viviendas. Por otro lado, permitirá que las mismas puedan participar en la toma de decisiones sobre la distribución de sus propias viviendas. Por último, fomentará la colaboración entre futuros vecinos y, por lo tanto, producirá tejido social desde antes que se acabe la obra.
Proponemos una metodología proyectual que introduzca la flexibilidad en diferentes capas del proceso, y que se trabaje conjuntamente con los futuros habitantes.
Además de la participación, querríamos promover la adaptabilidad a diferentes esquemas de convivencia, la perspectiva de género, el sentimiento de pertenencia y la integración social. Partimos del supuesto que el sistema de adjudicación de las viviendas permita conocer un porcentaje importante de los futuros usuarios en esta fase de proyecto. En esta fase se trabajará el programa detallado de las viviendas y de los espacios comunes con una comisión abierta a los nuevos habitantes, y se dimensionará la capacidad de implicación de los mismos en la fase de bricolaje asistido, a la que llamamos "Etapa Blanca".
ATRI además, plantea operar como un vector que ayude a crear ocupación y recuperar un sector productivo afectado por la crisis. Se trataría de utilizar la inversión y la contratación pública en la construcción de vivienda dotacional para hacer política industrial orientada a potenciar el tejido socio-empresarial de menor dimensión y arraigado en el territorio.
Compactar, recoser, sanar
La estrategia de “cirugía” y “odontología” urbana persigue además el objetivo de la repoblación inclusiva de los barrios más sometidos a los impactos de la industria turística y los vaivenes y desajustes del mercado inmobiliario.
La vivienda pública no sólo cohesiona el tejido social sino que también puede servir para religar el tejido urbano. Al igual que el espacio público, la vivienda puede ser un instrumento de mejora urbana. En efecto, mediante las políticas residenciales se pueden obtener ciudades más mixtas y compactas, es decir, más justas y sensatas.
En muchas ciudades, los tejidos consolidados presentan todavía muchos vacíos disponibles. Estos son perjudiciales para la ciudad porque están menguando su compacidad pero a su vez representan una oportunidad para aumentar el parque público de viviendas en posiciones centrales.
La estrategia #ATRI propone un método de «odontología urbana» que entiende estos vacíos como las caries que carcomen una dentadura y plantea llenarlas con «empastes» residenciales.
La necesidad de hacer gran cantidad de vivienda no puede ir en detrimento de la calidad del tejido urbano. Garantizar el derecho a la vivienda tiene que significar, también, garantizar el derecho a barrio y el derecho a la ciudad.
La estrategia #ATRI apuesta por un sistema constructivo que redistribuye riqueza y oportunidades entre las manos pequeñas que conforman el tejido productivo. Este sistema de construcción en seco permitirá poner en juego las capacidades de diversos agentes profesionales y de las propias personas usuarias.
La participación de estas últimas en el proceso de construcción tendrá múltiples ventajas. Por un lado, abaratará los costes de la construcción y hará posible la promoción de un mayor número de viviendas. Por otro lado, permitirá que las mismas puedan participar en la toma de decisiones sobre la distribución de sus propias viviendas. Por último, fomentará la colaboración entre futuros vecinos y, por lo tanto, producirá tejido social desde antes que se acabe la obra.
Proponemos una metodología proyectual que introduzca la flexibilidad en diferentes capas del proceso, y que se trabaje conjuntamente con los futuros habitantes.
Además de la participación, querríamos promover la adaptabilidad a diferentes esquemas de convivencia, la perspectiva de género, el sentimiento de pertenencia y la integración social. Partimos del supuesto que el sistema de adjudicación de las viviendas permita conocer un porcentaje importante de los futuros usuarios en esta fase de proyecto. En esta fase se trabajará el programa detallado de las viviendas y de los espacios comunes con una comisión abierta a los nuevos habitantes, y se dimensionará la capacidad de implicación de los mismos en la fase de bricolaje asistido, a la que llamamos "Etapa Blanca".
ATRI además, plantea operar como un vector que ayude a crear ocupación y recuperar un sector productivo afectado por la crisis. Se trataría de utilizar la inversión y la contratación pública en la construcción de vivienda dotacional para hacer política industrial orientada a potenciar el tejido socio-empresarial de menor dimensión y arraigado en el territorio.
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